miércoles, 26 de agosto de 2009

Oracíon a San Antonio de Padua

Acuérdate, san Antonio, que tú siempre has ayudado y consolado a quien te ha invocado en sus necesidades.

Animado y lleno de confianza, también yo recurro a ti. No rechaces mi oración, y ven en mi ayuda en la presente aflicción y necesidad, y alcánzame la gracia que fervorosamente te pido, si es para la salvación de mi alma.

Bendice mi trabajo y mi familia: aleja de nosotros las enfermedades, y los peligros del alma y del cuerpo. Haz que en la hora de la prueba permanezca firme en la fe y en el amor a Dios.

Amén

Al Espíritu Santo

Ven , Espíritu divino,
envía tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus donde espléndidos;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huesped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana al corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma al espírtu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones
según la fe de tu siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

Amén